Es como un chaparrón que te sorprende sin paraguas, intentas no mojarte; refugiarte en cualquier lugar pero irremediablemente te cala. No puedes hacer que deje de llover, solo intentar no empaparte.
sábado, junio 16
martes, marzo 6
Agujeros negros
Llevo todo el día intentando que el agujero negro que me inunda el pecho no me absorba. Que no arrastre todos los detalles que me sacan una sonrisa y ganen las lágrimas a destiempo, pero están luchando una vez más la luz y la oscuridad con una pésima previsión de victoria.
Necesito escapar a un lugar donde si caigo al vacío solo flote y flote hasta la eternidad. ¿Tiene la vida que ser siempre así? ¿Tiene que agujerearme el corazón para que expulse lo dañino? ¿No podría dejarme en paz de una vez el monstruo del armario?
jueves, febrero 15
Aleteos y sueños lúcidos
Me pregunto qué hubiera pasado si todo aquel suspiro hubiera sido real, si la conexión hubiera aflorado y los elementos se hubieran alineado con las estrellas. Quizás la mariposa aleteó sus alas un segundo más tarde y la oportunidad se perdió en un mar de posibilidades. “Acompáñame fuera”, decía, “no te lo voy a contar aquí delante de todo el mundo.” Y le seguía como autómata, sin preguntarme qué sería o a dónde iríamos. Y entonces el miedo llegó, persiguiéndome y dejándome aislada en un rincón mientras reía y se iba de nuevo dentro, la mariposa había aleteado un instante más tarde y todo se había ido a la deriva. “Baja que no pasa nada” decía esa parte de mi cabeza que intenta siempre superar las adversidades. Por una vez hice caso, aunque la oportunidad se había esfumado, también en sueños. Y como empapada por una gran tormenta entraba en la casa para buscar el calor de su abrazo, que parecía ser correspondido hasta que abría los ojos.
Siempre que abro los ojos la realidad me azota, vuelve a haber un parpadeo, un aleteo que cambia el destino. Siempre que abro los ojos me doy cuenta de que todo eran alucinaciones de una soñadora despierta.
Siempre que abro los ojos la realidad me azota, vuelve a haber un parpadeo, un aleteo que cambia el destino. Siempre que abro los ojos me doy cuenta de que todo eran alucinaciones de una soñadora despierta.
sábado, diciembre 30
Atar cabos
Todos los años trato de atar
los cabos sueltos
antes de que termine el 31 de diciembre.
Como si la vida fuera a
ser tan amable de acabar
con el mundo
mientras nosotros bailamos.
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