-Estoy harta.
-¿De qué?
- De todo, de la
gente, de las clases, de no poder hacer lo que me gusta, de que se pasen el día
regañándome, de que mis padres nunca estén orgullosos de mí, de no conseguir
las notas que quiero, de cómo me trata la gente, de tener que comportarme como
una adulta pero ser pequeña para todo, de mi clase, de que los días, especial
los fines de semana, pasen tan rápido…
-No tengo solución
para ello, ni siquiera sabría que hacer en tu situación, pero te ofrezco un
tarde de películas para llorar a gusto y helado de chocolate a cucharadas.
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