No la tortures más, estás jugando demasiado y una no está hecha de piedra. Sueña contigo cada noche y se lo cuenta a las estrellas. De su cama, acurrucada entre sollozos.
Te seré sincera, su corazón es irreparable, se rompió completamente al caerse desde el quinto cielo, se lo destrozaste y arruinaste para el resto de la vida.
Y lo tienes confundido, confundido y necesitado, necesitado de cariño y amor. Es que necesita volver a sentirse viva y se agarra a cualquier bote salvavidas, pero eso no es amor, y lo sabe. Pero le duele tanto que lo olvida y no es capaz de amar de nuevo porque las punzadas la matan.
Puedes dormir otras camas, amanecer entre sábanas rasgadas y sudor en los ojos, pero nunca volverás a sentir por nadie esa necesidad de cuidarla como el mayor tesoro de un pirata o de hablar toda la tarde como los mejores amigos del universo y querer besarla hasta que el mundo os interrumpa.
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