Recuerdo aquella tarde en la que empezamos a bailar una canción lenta, abrazados, en medio de una enorme sala, con algunos mirándonos y sin saber que canción nos hacía sentirnos tan vivos. Fue uno de esos momentos mágicos en la vida que se asemejan a las películas y no quieres que acaben nunca. Y a día de hoy me doy cuenta de que las casualidades o el destino o como queramos llamarlo, es pura magia. Ese pequeño instante en el que de repente alguien se cruza en tu camino y puede ser lo más importante para ti durante años. Lo nuestro fue una de las casualidades más hermosas que me han ocurrido en la vida. Construimos un castillo de cenizas y me proclamé tu princesa.
Y ahora que recuerdo, que todo eso viene a mi memoria y se me escapa alguna lágrima de nostalgia por tu amor, me doy cuenta de que te debo mucho. Todo lo que soy ahora, lo soy gracias a ti, he crecido de tu mano y no hubiera deseado mejor maduración. He descubierto a Sabina y su poesía, Loreto ha sabido sacarme del naufragio y Pereza hace que cada día me enamore más de Madrid. He descubierto artistas de los que ya había oído hablar pero nunca había sentido la necesidad de conocer. Y eso, te lo debo a ti. Todo lo que soy ahora te lo debo a ti, porque me he convertido de golpe en todo lo que deseaba ser. Ya no tengo miedo, sigo amando el amor, me he vuelto más filósofa y bohemia, he sabido dejar atrás el rencor y el egoísmo, me he vuelto a enamorar, he dado todo a cambio de nada y no me he sentido desdichada, he amado con más fuerza y he sentido la vida como si el mundo se fuera a acabar cada día. Ahora valoro más a mi familia igual que tú lo haces y no dejo de recordarte cuando oigo ''nena''. He aprendido que el amor se puede convertir en amistad y que siempre uno sufrirá más que el otro, pero que el cariño puede cualquier estupidez. He dejado de sentir lo que sentía por ti y sin duda, sé que estarás ahí si lo necesito, y eso, eso es precioso.
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