martes, marzo 25

Tequiero y punto




  Temblando como siempre hago cuando estoy demasiado nerviosa por la verdad, le sigo por el edificio hasta llegar hasta su habitación. Entramos y sé lo que busca, el amor lo arregla todo, o al menos facilita la verdad. Avanzo por la habitación y busco la cama, me mira  y me besa, recorre cada centímetro de mi piel delicadamente, quiere que sea especial. Esta vez tiemblo como cada vez que se acerca a mí, como si fuese la primera vez, tiemblo porqué sí, porque no hay explicación, o tal vez la razón es que siempre es especial y diferente para mí, por tanto siempre tiemblo de nervios, de ilusión.


  Me tumbo encima besándole, acariciándole, quiero comérmelo a besos. Poco a poco nos quitamos las prendas y dejamos que el amor siga su curso, que las pasiones nos dominen y que el río continúe su camino. Sí, definitivamente cada vez es única y especial para mí. Maldita sea, me tiene enamorada de la cabeza hasta los pies.
Recorro su espalda con los dedos notando la suavidad de su piel, es tan perfecto. Me agarra y me besa, me mira y cierro los ojos, sin poder evitarlo, pero sonrío como siempre hago. Es una sensación tan agradable hacer el amor con él, que no la cambiaría por ni el mayor tesoro del mundo.

  Se tumba a mi lado, nos quedamos así, unos minutos recuperando el aliento, pero tímidamente vuelve a ponerse su ropa interior, me levanto y hago lo mismo, le miro, algo va mal y lo sé.
-¿Qué ocurre?
-Nada
-Venga, ¿qué pasa?
Se tumba en la cama de nuevo, vamos a hablar seriamente. Se tumba entero, con la cara mirando a la almohada, avergonzado, preocupado…
-¿Qué ocurre?- vuelvo a preguntarle.
-Estoy preocupado, llevamos mucho tiempo, y siento que te he descuidado. Tú no te mereces a nadie que te descuide.
-No pasa nada… - aparto la mirada porque por nada del mundo quiero decirle que es cierto que lo ha hecho.
- A veces quiero ser libre. Estar soltero y poder hacer lo que me apetezca.
-Sabes que puedes hacer lo que te apetezca, yo nunca te retengo ni te limito.
-Sí, pero también quiero a alguien como tú a mi lado, eres tan buena, joder me haces quererte, es que te quiero demasiado.
-Nunca se quiere demasiado, se quiere y punto.
-Te quiero y punto.
Le sonrío y le beso, juro que nunca encontraré a nadie como él. Nunca en lo que me queda de vida podré enamorarme de la manera en la que lo estoy de él.
Respiro, y entrecortadamente, temblando y tartamudeando le digo algo que me molesta realmente.
-A veces, creo que has dejado de tratarme como a una amiga, solo te centras en que soy tu novia, y no es así, ante todo siempre seré tu amiga, y sé que no te gusta estar excesivamente acaramelados y juntos cuando estamos con nuestros amigos porque como ambos pensamos es una falta de respeto, pero puedes estar tan amistosamente conmigo como lo estás con el resto.
-Es cierto, creo que me he olvidado de que además de mi novia eres mi amiga…
-Lo sé…- el temblor no va a cesar nunca.
Nos callamos por un rato, oyendo como nuestros corazones quieren salírsenos del pecho.
-Te quiero muchísimo, ¿Tú quieres hacer tres años conmigo?
-Cielo, quiero hacer tres, cuatro, cinco, diez, veinte, doscientos…
No puedo evitarlo, sé que he tocado el iceberg, se echa a llorar al tiempo que yo también.
-Es que quiero casarme contigo, vivir contigo, tener hijos contigo, es que te quiero conmigo para toda la vida, pero nos ha pillado muy pronto, empezamos muy pronto… Si te hubiese conocido con diecinueve o veinte años nunca te dejaría ir, pero nos ha pillado muy pronto…
No puedo parar de llorar, ¿Cuantos hombres te miran a los ojos y te dicen que querrían pasarse la vida contigo con tan solo dieciséis años? Ninguno. Es único y yo le tengo para mí, pero no puedo retenerle, no, eso no es lo que yo pienso de las relaciones, y no puedo obligar a alguien a que la primera chica con la que está en serio sea su media naranja para toda la vida. No puedo hacerle eso. Me armo de valor y se lo digo, se lo digo por su bien.
-Voy a decirte la cosa que más miedo me da ahora mismo. ¿Quieres dejarme?
-No, no, no, no. –continua diciendo durante unos minutos, enloquece por momentos, no quiere  perderme -no te vayas de mi vida, no te vayas por favor- se aferra a mí para que no pueda escapar. Nunca iba a dejarle, le abrazo fuertemente y comienzo a acariciarle el pelo atrayéndole hacia mí y acunándole. ‘Shhh shhh, tranquilo’ le repito. ‘No voy a irme a ningún lado’.

  Nunca le había visto llorar así, parecía que iba a morir deshidratado, no podría jamás apartarle de mi vida.
Al calmarse la situación ambos nos acurrucamos, comienza a decirme las cosas más bonitas que nunca me había dicho. Estaba convencido de que yo era la mejor chica que jamás había conocido, que era estupenda y que nunca querría a nadie como a mí. Que me hacía querer con mi actitud, con mi personalidad, que por ser yo, ya me quería.

-Podemos dejarlo si tu quieres, pero no voy a darte tiempos, o todo o nada, yo no doy tiempos a nadie, no soy un juguete que se pueda usar. –vuelvo a repetirle.
-Nunca le des tiempos a nadie, en serio, nunca, acabe como acabe nuestra relación nunca le des tiempos a nadie, ni siquiera a mí. Eres demasiado maravillosa como para que te traten así. Eres muy valiente por todo esto.

Y así pasamos minutos y minutos llorando, el uno junto al otro abrazados, pero queriéndonos y enamorándonos uno del otro más de lo que estábamos antes.

----------------------------------------------------------------------------------------------
  No sé cómo serán el resto de relaciones, no sé lo que el resto del mundo sentirá al estar enamorado, pero ahora sé que esas malditas películas románticas de las que tantos ideales he sacado, son reales, que estas conversaciones se tienen de verdad y que las personas pueden llegar a amar tanto que sean capaces de querer pasar toda la vida juntos aun siendo muy jóvenes. Llamadlo locura, juventud, tontería, pavo o como queráis, pero me gustaría saber cuántos seríais capaces de poneros delante de esa persona a la que amáis, mirarla a los ojos y sin dudar un segundo, sin echarse atrás, decirla que puede terminar con la relación a pesar de lo que os queréis, solo para que pueda seguir viviendo su vida dada la prematura edad que tenéis. 

sábado, marzo 8

I just wanna stop

Me encanta vivir en una película, sentir que formo parte de algo que no puede ser real por ser demasiado perfecto, claro que no me había dado cuenta de que en las películas siempre hay malos momentos donde parece que todo va a irse al traste, donde los enamorados sufren y lloran, donde los estudios parece que no van a más, donde las familias discuten y dejan de hablar, donde las cosas salen mal… Entonces ya no quiero formar parte de la película, pero no puedo, soy parte de ella hasta el final.  Y es frustrante porque no me sé el papel, no sé cómo debo actuar, que debo decir en ese momento, estoy sola ante la cámara que continúa grabando cada segundo de mi vida, sin parar, sin estropearse. Porque por mucho que quiera dejar de grabar y parar para respirar profundamente, recordarme que todo va a salir bien y volver a meterme en mi papel, no puedo, los minutos continúan avanzando.




Accepted


‘‘Todos queremos que la gente piense lo mejor de nosotros, así que a veces escondemos algunas cosas para protegernos a nosotros mismos. Pero no tenemos que tener miedo porque la verdad siempre es lo mejor. La verdad nos libera, nos acerca.’’
-Cam, Jay y Gloria, Modern Family Capítulo 16 Temporada 5.