domingo, junio 12

Divergencia

¿Cómo se pasa página cuando aún tienes que reconstruirla? Siempre he dicho que no se me dan bien los cambios, tampoco ser extrovertida o controlar las emociones. Pero finalmente ha llegado el momento en el que solo hay dos direcciones en el camino, izquierda o derecha, que en realidad da igual cual cojas porque ambos te llevarán al destino, claro que de tu intuición depende el ir por el camino más difícil pero que te deje un mejor sabor de boca. En el que caigas, te levantes y aprendas una y otra vez, que te tropieces con gente maravillosa que te abra el alma, la mente y la vida entera. O siempre puedes elegir ese camino fácil, sencillo, feliz y simple, que te ofrecerá una vida elemental, pero con el que jamás aprenderás a valorar la vida como se merece. 

Intuición, todo depende de la intuición, de arriesgar por un camino y esperar que sea el que más te enseñe en el viaje. ¿Pero qué injusto no? Esperar a que tu intuición no falle como si fuera una máquina mágica con final feliz como en las películas. 

Vamos a hacer un trato, vamos a escoger un camino, y si no nos gusta, nos damos la vuelta, vamos campo a través y creamos la opción C. Que da igual, que si quieres caerte, aprender y derribar muros tienes que decidir hacerlo sin esperar que el camino sea fácil, tienes que abrir bien los ojos y a la mínima muestra de una opción sencilla, desconfía y analiza bien las opciones, no vayas a estar dejando escapar ese tercer camino. Porque por mucho que te vaya a llegar lo que te mereces tienes que poner todo tu empeño. 

martes, junio 7

Raíces

No me había dado cuenta de cómo de importantes son nuestras raíces. Da igual de donde vengas, ese lugar te habrá marcado para siempre y por mucho que quieras evitarlo y busques un nuevo hogar en el que volver a sentirte como en casa, no puedes encontrarlo, puede que adores una nueva ciudad, puede que te enamores de ese nuevo hogar que vayas a crear, pero nunca podrás dejar atrás toda esa historia que llevas en los hombros y que has ido construyendo poco a poco, con los años. 

Suele notarse mucho más en las personas que van de la costa al centro del país, o aquellos que salen de una zona rural a una gran ciudad. Pero es para todos igual, a nadie nunca le resulta fácil dejar atrás el lugar donde se hizo adulto. 

Ahora entiendo a esas personas que dicen que echan de menos el mar. Yo siempre me preguntaba: "¿cómo narices se puede echar de menos el mar? Echarás de menos a tu familia, a tu casa y el confort que eso supone, pero ¿al mar?"

Pero sí, ahora lo entiendo todo, el mar es para muchos esa sensación de libertad, esa sensación de gritar cuando te rompes por dentro. Es ese momento en el que el bullicio de la capital llega a abrumarme y quiero estar sola por las calles de mi ciudad, tranquila, sin miedo de que alguien pueda robarme, de evitar a la gente que anda demasiado despacio o de si estoy yendo en la dirección correcta.