domingo, marzo 20

Atardecer

Los atardeceres están para recordarnos que detrás de toda esa montaña de mierda las cosas pueden ser bonitas, en las ciudades los atardeceres son más bonitos por culpa o por suerte de la polución. 

Qué ironía más tonta, que algo tan perjudicial para el planeta se convierta en la combinación de colores más hermosa que nunca hemos visto. Que hace que nos embobemos con el sol poniéndose y que nos alegremos de que todo se tiña de naranjas, rosas y rojos. 

Lo mismo ocurre en la vida, a pesar de todas las cicatrices y heridas que llevemos encima, debemos tratar de convertirlas en bonitas explosiones de color que nos hagan sonreír. Tratar de no hundirse en el pozo más profundo debe ser el primer objetivo para ser feliz, sin olvidarnos de sonreír más y preocuparnos menos. Porque a veces las cosas ocurren por qué si, sin ninguna explicación, pero eso no significa que no podamos ver la belleza en cada pequeño rincón. Si el planeta es capaz de encontrar la belleza en aquello que lo mata, no deberíamos ser menos. 
Ese es sin duda el secreto de la felicidad. 


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