
Suele notarse mucho más en las personas que van de la costa al centro del país, o aquellos que salen de una zona rural a una gran ciudad. Pero es para todos igual, a nadie nunca le resulta fácil dejar atrás el lugar donde se hizo adulto.
Ahora entiendo a esas personas que dicen que echan de menos el mar. Yo siempre me preguntaba: "¿cómo narices se puede echar de menos el mar? Echarás de menos a tu familia, a tu casa y el confort que eso supone, pero ¿al mar?"
Pero sí, ahora lo entiendo todo, el mar es para muchos esa sensación de libertad, esa sensación de gritar cuando te rompes por dentro. Es ese momento en el que el bullicio de la capital llega a abrumarme y quiero estar sola por las calles de mi ciudad, tranquila, sin miedo de que alguien pueda robarme, de evitar a la gente que anda demasiado despacio o de si estoy yendo en la dirección correcta.
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