domingo, enero 25

''Te quiero, como nunca he sabido querer a nadie.''





''Aunque tú no lo sepas, 
miro todas tus fotos antes de irme a dormir,
me da por imaginar 50 posibilidades distintas de comerte la vida 
y fantaseo con la idea de que me quieras sin que yo te lo pida. 

Puede que no lo sepas pero nunca 

he sido capaz de abrirme el pecho ante alguien 
y dejarme querer, 
sin sentirme culpable. 

Siempre había besado con los ojos abiertos, 

pensaba que entre error y error encontraría el acierto 
que me dejaría ser huracán, 
sin tener que destrozar por donde pasara. 

He tenido siempre esta enfermedad 

que me convierte en auto-destructiva de todo lo que quiero. 
Hiero, pensando que en la herida está la cura, 
porque aún no he aprendido que la saliva a veces enferma, cura. 

No sé, ahora suenan los Stones, 

bailo sin importarme la hora, 
le cuelgo el teléfono al miedo para que deje un poco tranquila 
y le mato mano a la vida.

No quiero valer la pena, 

quiero valer todas las sonrisas que te marcas 
cuando digo alguna gilipollez, 
que te rujan las venas 
y te pidan tregua cuando 
entra en juego mi parte animal a mitad de la partida. 

Quiero incontables viajes de ida, 

aprenderme de memoria tus movidas con la ley 
y que mi boca 
sea la norma que más te guste romper. 

Dejemos la última ronda sin pagar 

y que se rompan los azulejos 
de los baños de cualquier bar, 
para hacernos pedazos. 

Me he enamorado de los retazo de dolor, 

que dejas cuando todo te acorrala 
y de tus paranoias que aparecen en la décima copa. 
Y tus dudas y tus inseguridades,
de todas las ciudades 
a las que tenemos previsto viajar. 

Me he enamorado del monstruo de tu armario 

y tu espíritu de corsario
y tu alma de pirata perdido en alta mar. 
Aquel tatuaje de un timón que nunca te harás 
o de la manera en la que te anclas a mis caderas. 

Así que háblame de tus miedos, 

de tus monstruos y tus gigantes, 
háblame de como te perdías antes de perderte en mi boca, 
antes de volverme loca a base de sonrisas, 
antes de enseñarme a soltarme de las cornisas 
y disfrutar del vuelo.

Háblame, abrázame, agárrate 

a lo poco que queda de mí después de tanto incendio. 
Entérate ya de que ahí fuera 
no hay nada, ni nadie que me asuste, 
lo único que me da realmente miedo es que un día te marches. 

Pero aquí dentro ya has plantado bandera, 

has izado tu vela 
en medio de la tormenta 
y lo has conquistado todo.

Te quiero, como no he sabido querer a nadie.''





Mis más sinceras disculpas si alguna parte del poema es
errónea o está mal dividida, he intentado hacerlo mientras
escuchaba el audio, y es una ardua tarea. 

1 comentario:

Lo que expreses será bien recibido.