martes, marzo 31

Gracias por ser mi ángel de la guarda

  No sé como jodidamente lo haces para motivarme de tal manera, para apoyarme en cada locura que atraviesa mi mente y me inunda de ganas de llegar a lo más alto del precipicio y tirarme sin paracaídas. No sé de verdad, como todos estos últimos meses han pasado tan deprisa que apenas me ha dado tiempo a respirar y me refugio entre escritos volviendo al mundo de la escritura que tanto echaba de menos. 
  Que sí, que para escribir necesito estar jodida y sólo cuando estoy hecha pedazos que han esparcido por un mar que yo misma he llorado, escribo lo que pienso y de una manera que no podría igualar. Pero es que no hay más, es que es así y soy feliz con ello, y me gusta estar ciertamente destrozada para escribir, así de masoca soy y así lo seré siempre. Porque a mi eso de hacer las cosas del modo correcto no me da buena espina y prefiero caerme seis veces y conservar esa séptima vida. 

  Así que gracias; por confiar en mí, por apoyarme, por quererme como lo haces y por mimarme tanto como si fuera tuya. No, tranquilo, no desesperes ni te tortures, lo he comprendido todo. He descubierto como somos, seremos y fuimos, he comprendido tu actitud ante la vida, tus sonrisas forzadas y tu confianza en que todo, absolutamente todo, aunque tengas la mínima esperanza en ello, saldrá bien. Joder, todo sale bien contigo, eres mi ángel de la guarda, querido. 


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