martes, junio 23

Nunca me sonrió la suerte

La vida no es una puta, la culpa es de la suerte que la pervierte. 

  Nunca me sonrió la suerte, no desde que me declaré en guerra ante la vida y le dije que a partir de ahora sería yo quien viviría a su manera. Y así pasa, me convertí en una desequilibrada enamorada del amor y valiente defensora de los besos más tristes de madrugada. Que como una vez la dijeron, no volverá a encontrar un primer amor y que se destroza sobre un papel. 

  La han vuelto a romper, la han desangrado enfrente de ese corazón que ya tiene más heridas que un soldado, que no sabe como amar, ni a quien demostrar su incansable ilusión de niña en un 6 de enero. 

  Yo no pido que me salven, yo alzo la bandera para que me dejen naufragar a gusto y sin prisas. Que es más fácil hundirse que salir a flote y ahora mismo solo quiero ahogarme. He vuelto al blue period de Picasso o los red days de Audrey, y creo que ya tengo asiento reservado, porque vuelvo tan a menudo a esta sala de cine que ya me sé hasta el diálogo de la película. 

  La suerte no me sonríe, nunca lo hará; yo seguiré confiando en la vida y no me cansaré de decir que el amor es lo más bonito que existe. Pero decidle a quien creáis conveniente que me traten con cuidado que me vuelvo de porcelana si me tocas el corazón y ahora soy puro cristal. 

  Dile a suerte que no me busque, porque me ha destrozado por confiar en el azar y ha roto la porcelana de esta muñeca con corazón de plastilina. 


1 comentario:

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