sábado, febrero 27

Huracán

Mamá, yo de mayor quiero ser huracán. 
  Quiero arrasar con todos los problemas y dejar un vacío indestructible al paso, para poder empezar de nuevo cuando me tropiece demasiadas veces con la misma piedra. Quiero darle todas las vueltas posibles a mi caos para que entre tanto vuelo acabe por perderse en el cielo y así pueda guiarse por un nuevo camino. 
  Quiero que me explote el corazón en mil pedazos con la intención de que todo el amor salga fuera porque no sé mantenerlo más tiempo encerrado dentro. Los huracanes tienen nombre de mujer porque todos tenemos una musa que nos destroza el alma si la tocamos, que nos pierde por la corriente y nos enseña que lo más maravilloso de la vida, es cuando el corazón se te encoge. 
  Así que sí, me graduaré en un curso de huracanes para convertirme en fatalidad ante las catástrofes. Para que si me tocan se destruyan; para que si sufro, explote, y no mantenga las emociones demasiado dentro.  Para que la vida siga su curso aunque tenga que recomponerme después de tantas sacudidas. 
  Dicen que las catástrofes naturales sacan el lado más humano de las personas, donde dejan de preocuparse por lo material y ayudan incondicionalmente. Mamá, yo quiero ser el huracán que saque lo mejor de cada uno. 



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