viernes, septiembre 25

¿Cómo agradecerle a la Luna que esté ahí cada noche?

  Es una suerte tenerlas, es una suerte enmarañarme el pelo y que sepan desenredar cada mechón. Son magia, poesía, esperanza, ilusión, armonía y corazón. Las quiero, por encima de todo y me han creado un paraíso de estrellas en este mundo de locos. Me salvan, me cuidan y me acunan cuando me siento muy muy pequeña. Aún no comprenden porque doy tanto a pesar de recibir tan poco, pero sé que saben protegerme cuando me hiero. 
  No sé, que hubiera sido sin ellas, pero juro que han contribuido a lo que me he convertido hoy en día. Ya no sé como agradecerle a la vida que las casualidades se topen así, en la cara, y conviertan una palabra, un 'Hola pequeña' en una conexión tan grande y tan fuerte. Dice Rayden que las mejores amistades son aquellas en las que se palpa una admiración mutua y ahora entiendo porqué tiene razón. No sabéis lo que me alegro cuando dan un paso hacia la cima y no podéis comprender lo que me hacen sentir cuando felicitan mis progresos. 

  Que le den a las medias naranjas si las tengo a ellas, que le den a los amores eternos y a las historias de princesas, que sin ellas no hay finales felices. 


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